El 26 de mayo de 2013 ha muerto Jack Vance, Gran Maestro de la Ciencia Ficcion, ganador de los premios Hugo y Nebula y creador de aventureros intrepidosy mundos extraños con culturas a cada cual mas exoticas. Entre sus obras mas famosas se encuentra la Saga de los Principes Demonio, el Ciclo del Planeta de la Aventura, la trilogia del Cumulo Estelar, la serie de Lyonesse, y como no La Saga de la Tierra Moribunda, la cual inspiro en gran manera a Gary Gygax durante la creación del D&D original, especialmente para la creación del sistema de magia y memorización de conjuros, tambien llamado por algunos Sistema Vanciano en honor a Jack Vance. Si quereis saber algo mas acerca de esto ultimo escrito por el propio Gygax aqui teneis la traducción que hice hace algun tiempo: 1 y 2.
Y aqui un pequeño fragmento de Rhialto el Prodigioso:
El
cónclave en Boumergarth, reunido para oír las revelaciones de
Lehuster, atrajo sólo a quince de los miembros de la asociación,
que por entonces reunía aproximadamente a treinta y cinco.
Disponibles estaban Ildefonse, Rhialto, Zanzel, el diabolista Shrue,
Hurtiancz, Byzant el Necropo, Teutch, que dirigía las intrincaciones
de un infinito personal, Mune el Mago, el frío y astuto Perdustin,
Tchamast, que afirmaba conocer la fuente de todas las piedras IOUN,
Barbanikos, Bruma del Mar Wheary, Ao de los Ópalos, Panderleu, cuya
colección de artefactos del ultramundo era envidiada por todos, y
Gilgad.
Sin
ceremonia, Ildefonse llamó a orden al cónclave.
-
Me siento decepcionado de que no haya acudido todo el pleno, puesto
que debemos tomar en consideración un asunto de extraordinaria
importancia.
»Dejadme
describir primero la reciente experiencia de nuestro colega Rhialto.
En pocas palabras, fue atraído al bosque Were por el encantamiento
de una canción imaginaria. Tras vagar durante un rato, encontró a
una mujer que lo empujó a un estanque de agua extremadamente fría...
¡Caballeros, por favor! ¡No veo que ésta sea ocasión para
frivolidades! Es un asunto muy importante, y las desgracias de
Rhialto no deben ser tomadas a la ligera. De hecho, y por diversas
razones, nuestras especulaciones nos llevan a la Murthe. - Ildefonse
paseó su mirada por todos los rostros -. Sí, me habéis oído
correctamente.
Cuando
murió el murmullo de los comentarios, Ildefonse prosiguió con sus
observaciones.
-
En unas circunstancias aparentemente sin relación alguna, Zanzel
conoció recientemente a un tal Lehuster, un ciudadano del
decimoctavo eón. Lehuster, al que podéis ver ahí, señala que
tiene importantes noticias que transmitirnos, y de nuevo menciona a
la Murthe. Ha aceptado amablemente compartir su información con
nosotros, y ahora pido a Lehuster que avance e informe de esos hechos
de los que es conocedor. ¡Lehuster, por favor!
Lehuster
no se movió.
-
Debo retener mi testimonio hasta que se me garantice la vida, un
trato que no debe causar dolor, puesto que no he cometido ningún
crimen.
-
¡Olvidas que yo mismo fui testigo de tu conducta! - exclamó furioso
Zanzel.
-
Un mero solecismo. Ildefonse, ¿no prometiste mantener mi vida en
seguridad?
-
¡Tienes mi palabra! ¡Habla!
Zanzel
saltó en pie.
-
¡Esto es ridículo! ¿Debemos dar la bienvenida a cualquier bribón
del tiempo, para que se sacie con nuestras cosas buenas al tiempo que
pervierte nuestras costumbres?
-
¡Apoyo el punto de vista progresista de Zanzel! - dijo el fornido e
irascible Hurtiancz -. ¡Es posible que
Lehuster
no sea más que el primero de una horda de pensadores desviados,
imbéciles e incorrectos infiltrados en nuestra plácida región!
-
Si las noticias de Lehuster son realmente valiosas, debemos
concederle, aunque sea con reluctancia, lo debido - dijo Ildefonse en
tono apaciguador -. ¡Lehuster, habla! Pasaremos por alto las
imperfecciones de tu conducta al mismo tiempo que tus ofensivas
plumas. En lo que a mí respecta, me siento ansioso por oír tus
noticias.
Lehuster
avanzó hasta el podio.
-
Debo situar mis observaciones en su perspectiva histórica. Mi tiempo
personal es la ya desaparecida primera época del decimoctavo eón,
una época muy anterior al Gran Motholam, cuando los Maestros Magos y
las Grandes Brujas rivalizaban entre si en poder: un caso similar a
la onceava época del decimoséptimo eón, cuando los magos y las
brujas luchaban por superarse los unos a las otras, y que finalmente
precipitó la Guerra de Magos y Brujas.
»Las
brujas ganaron esa gran guerra. Muchos de los magos se convirtieron
en archivoltes; muchos otros fueron destruidos; y las brujas,
capitaneadas por la bruja blanca Llorio, los dominaron a todos.
»Durante
una época vivieron en gloria. Llorio se convirtió en la Murthe y
tomó residencia en un templo. Allá, como un ídolo viviente, que
comprendía tanto la esencia de una mujer orgánica como la fuerza
femenina abstracta, fue alegremente adorada por todas las mujeres de
la raza humana» Tres magos sobrevivieron a la guerra: Teus
Treviolus, Schliman Shabat y Phunurus el Orfo. Se unieron formando
una cábala y, tras diversas hazañas de valentía, habilidad y
astucia que parecen casi increíbles, se apoderaron de la Murthe, la
comprimieron hasta reducirla al tamaño de un punto y la arrojaron
del templo. Las mujeres quedaron abatidas; su poder menguó, mientras
el de los magos revivía. Durante eras vivieron en un incierto
compromiso; ¡y aquellos fueron tiempos audaces!
»Finalmente,
la Murthe consiguió la libertad y reunió a sus brujas. Pero
Calanctus el Tranquilo, a cuyas órdenes serví, aceptó el desafío.
Venció a las brujas y las echó hacia el norte, más allá del Gran
Erm, donde aún hoy unas cuantas siguen escondiéndose en las grietas
temerosas de que cualquier sonido pueda ser el ruido de los pasos de
Calanctus.
»En
cuanto a la Murthe, Calanctus luchó noblemente con ella y le
concedió el exilio a una lejana estrella, donde la encerró, tras
encargarme a mí el mantenerla bajo vigilancia.
»Pero
sus órdenes llegaron demasiado tarde; ella no llegó ni a Naos ni a
Sadal Suud. Yo nunca abandoné su búsqueda, y recientemente descubrí
un rastro de tiempo-luz que conducía al vigesimoprimer eón..., de
hecho, su final se sitúa ahora.
»En
consecuencia, estoy convencido de que la Murthe existe hoy, y así,
debe ser considerada como un peligro inmediato; de hecho, ya ha
empezado a ensqualmar a varios de los componentes de este grupo.
»En
cuanto a mi, Lehuster el Benefer, estoy aquí con una sola finalidad:
reunir a los magos en una cábala fiel para que puedan frenar el
resurgimiento de la fuerza femenina y mantener así la placidez. ¡La
urgencia es grande!