Respecto a la ambientación, las partidas de TBZ se enmarcan en un futuro lejano en un planeta distante, en el que la humanidad vive en una era similar a la de las guerras civiles (sengoku) del japón feudal. Se trata de un mundo que sería medieval fantástico salvo por una excepción: la avanzadísima tecnología en el campo militar, que casi podríamos considerar tecnomagia y cuyo monopolio tenía hasta hace poco la casta sacerdotal Shinto.
Estamos hablando de mechas que solo pueden ser pilotados por niños, samuráis que encierran un demonio dentro de su cuerpo para conseguir más poder, exorcistas onmyoji que controlan a los espíritus, cyborgs que han sacrificado parte de su cuerpo, monjes budistas, muñecas kugutsu talladas a partir de un árbol sagrado cuyo valor es superior al de todo un reino, mushi-tsukai que albergan a monstruosos anélidos que obedecen su voluntad, tecnomagos shintoístas, ninjas que habitan en aldeas remotas, onis e incluso kongohki, robots controlados por un alma prisionera que no ha podido reencarnarse.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario