lunes, 28 de marzo de 2011

Flora y ¿fauna?

Iba a empezar con un pequeño tratado de biología para una mejor ambientación de las aventuras y desventuras de nuestros afamados héroes, pero no, éste se lo dedico a mi madre.
Como muchos sabéis, me refiero a aquellos que han pasado largas jornadas en el Dallas, Flora murió este verano pasado y, por ser quien es, le debo muchísimas cosas. Una de ellas es la de poder jugar a rol, sin trabas ni prejuicios, con entera libertad.
No sé si en algún lado he dicho que mi afición a ésto comenzó allá por el año... 1989, cursaba por entonces 2º de BUP, si mi memoria no falla en la TVG estrenaban aquella serie tan ¿entrañable? "As bolas do dragón" (¡Qué recuerdos!)... Pero ése es tema para otro post. Empecé con los del instituto a jugar al básico de "El Señor de los Anillos" y luego poco a poco nos fuimos metiendo con otros mundos y manuales, nos reuníamos en casa de Fon, de Paco y la mía principalmente. Todo iba viento en popa y a toda vela hasta el "Crimen del rol" como lo bautizaron (http://es.wikipedia.org/wiki/Crimen_del_rol), corría ya 1994. 
Desde entonces nada fue lo mismo, el rol saltó a la primera plana de los periódicos y telediarios, todo el mundo hablaba pestes de una actividad que por lo leído y escuchado no tenían ni puta idea de que iba el tema, ni la mitad de la misa, ni por asomo,... Algunos tuvieron que esconder su material en casa ajena, se nos prohibió jugar en algún que otro lugar,... El mundo nos miraba como depravados peligrosos.
Y ahí es donde surge la figura de mi madre, en mi caso me pilló un día por banda y en una de esas charlas de madre a hijo, muy seria, me preguntó:
- ¿Es peligroso eso del rol?
- No mamá, ¿nos has visto hacer algo malo?
- No, nunca.
Esa fue toda la charla (si mis recuerdos no me engañan)
Aquel desgraciado suceso hizo mucho daño a los de mi generación, en mi caso, pudimos seguir reuniéndonos en casa y degustar a mitad de sesión una deliciosa merendola, se permitió jugar en el Dallas (Siento lo de la publicidad subliminal) sin trabas y nunca, nunca más me pregunto nada del tema.
Así que sin más, gracias mamá, por dejar volar la imaginación de tu hijo sin ponerle obstáculo alguno, sin juicios, sin reproches.

3 comentarios:

Alfonso Junquera dijo...

Si señor, grandes partidas y grandes merendolas en aquella mesa enorme en la que pasamos tardes llenas de emoción con la imaginación desbordando a raudales.
En cuanto a lo del "crimen del rol" al igual que Manuel no tuve ningun problema en casa, pero si que durante una epoca un ronroneo revolotea sobre todo aquel que jugaba y alguno hasta desaparecio del mundillo. Pero bueno despues el temita se fue olvidando y las cosas se normalizaron mas o menos (o eso recuerdo yo)

Nacho dijo...

Realmente puedo afirmar sin temor a equivocarme que Flor hizo bastante más por el rol en Ferrol (con aquella pequeña conversación con su hijo y permitiendo a los roleros jugar en el Dallas) que todo lo que hizo en toda su historia el concello de Ferrol, por poner un ejemplo...

Respecto a lo de los asesinatos del rol hubo bastante controversia en el asunto. Muchos padres muy interesados en el asunto, muchos periodistas ávidos de noticias mucho más interesados en sacar sangre que en informar... y por que no decirlo, hasta conocí a algún rolero que le gustaba ese rollito de "soy peligroso, nena" Pero bueno, aparte de un par de broncas de las que me enteré por parte de gente de los espabilados de protección civil y así, no hubo demasiado problema. Pero bueno, Manuel, tu y yo conocemos a una persona cuya madre quemó todos sus libros (y tenía todo Rolemaster, que no es poco) y tuvo que jugar de escaqueo desde entonces.

Ah, y por si alguien se lo pregunta: Si, a mi me echaron de un par de bares en los que jugaba en cuanto se enteraron de que aquello era rol (y en uno de ellos llevábamos parando un año y medio por lo menos...) Pero ya se sabe, "o medo é libre".
Un saludo.

Puto Rancio dijo...

Ésa fue una época bastante siniestra, la verdad. Creo que significó el fin de la inocencia de muchos roleros respecto de los medios de comunicación.

A mí no me afectó particularmente, ya que los padres consideraban el rol como algo positivo ya que impedía que anduviésemos a bofetadas o fumando porros en la calle, que eran las otras alternativas que solíamos manejar.

Y Flora: ¡GAITEIRA!